Fue muy raro el reencuentro. Un poco porque estaba pelado y tenía miedo al abandono. Pero enseguida fue todo de pelos, con 40 grados de calor, sudando como un cerdo, pero con Nela, y en España, ostia puta! La residencia Mayer está en San Fernando de Henares, a las afueras de Madrid, como San Isidro más o menos, pero sin lo cheto. Es muy extraño, son cuadras y cuadras de casas todas iguales, te da un poco de miedo, pero todo bien cuidadito y con bastante verde.
Los primeros 3 días estuve tirado. Entre el calor y que yo quería almorzar a las 7 de la tarde el proyecto no avanzaba. Un poco con Claudio y con Adriana, los papás de Nela, y con Lulú, su perra; otro poco conociendo al grupete de amigas: comiendo comida china en la casa de Judit con Rita, Almu y Javiercito
Increíblemente la primera noche fuimos para el centro a ver al Doc, que se volvía al día siguiente de su intercambio de fluidos con la Universidad Complutense, y comimos papas y rabas y tomamos unas cervecitas, yo no entendía nada. Por lo que recorrimos esa noche y estos días me doy una idea prematura de Madrid, y es una ciudad hermosa. Tiene mil cosas parecidas a Buenos Aires, el tema es que ningún pelotudo se puso en los 60s a hacer un edificio horrible que estaba de moda y después no lo estuvo más, entre dos antiguos. Y hay mucho reciclaje de edificios y buena iluminación.
En resumen, 3 días de pasar de no entender nada a estar un poco más tranquilo. Y cuando estaba un cachito más sereno, nos tomamos un micro para Alicante, en Valencia, para tratar de facer un poco de dinero para nuestro viajecillo por Europa.