domingo, 31 de agosto de 2008

Joder hombre! Llegando a la España del bisonte

El viaje en avión a España es excelente. Buenos Aires de noche es un monstruo que no termina más. Todo lo que llegás a ver desde la ventanilla son millones de luces. Y en frente, Uruguay es un poroto. Y después por horas es el negro absoluto. Aunque estaba cagado hasta las patas (si habré agarrado fuerte tu pulserita puche) lo disfruté bastante. Había un aeromozo pelado así que no me sentí tan discriminado. La comida estaba buena, un pocito con arroz, no hubo pelis, pero había una pantallita que te iba mostrando dónde estabas. Pero lo mejor fue cuando se hizo de día, ver primero el colchón blanco de nubes por debajo, y después, de repente, todo azul. Casi llegando si me levantaba un toque podía ver la costa de África, todo desértico pero con un mar zarpado. Gibraltar de por medio y media hora después estábamos bajando en Barajas. Pasando por encima de Madrid me fijé justo en una rotonda con un cubo de madera gigante que resultó estar a 4 cuadras de lo de Nela.

Fue muy raro el reencuentro. Un poco porque estaba pelado y tenía miedo al abandono. Pero enseguida fue todo de pelos, con 40 grados de calor, sudando como un cerdo, pero con Nela, y en España, ostia puta! La residencia Mayer está en San Fernando de Henares, a las afueras de Madrid, como San Isidro más o menos, pero sin lo cheto. Es muy extraño, son cuadras y cuadras de casas todas iguales, te da un poco de miedo, pero todo bien cuidadito y con bastante verde.

Mayer'sCon Lula

La Su, una diva

Los primeros 3 días estuve tirado. Entre el calor y que yo quería almorzar a las 7 de la tarde el proyecto no avanzaba. Un poco con Claudio y con Adriana, los papás de Nela, y con Lulú, su perra; otro poco conociendo al grupete de amigas: comiendo comida china en la casa de Judit con Rita, Almu y Javiercito

Increíblemente la primera noche fuimos para el centro a ver al Doc, que se volvía al día siguiente de su intercambio de fluidos con la Universidad Complutense, y comimos papas y rabas y tomamos unas cervecitas, yo no entendía nada. Por lo que recorrimos esa noche y estos días me doy una idea prematura de Madrid, y es una ciudad hermosa. Tiene mil cosas parecidas a Buenos Aires, el tema es que ningún pelotudo se puso en los 60s a hacer un edificio horrible que estaba de moda y después no lo estuvo más, entre dos antiguos. Y hay mucho reciclaje de edificios y buena iluminación.

En resumen, 3 días de pasar de no entender nada a estar un poco más tranquilo. Y cuando estaba un cachito más sereno, nos tomamos un micro para Alicante, en Valencia, para tratar de facer un poco de dinero para nuestro viajecillo por Europa.